¡Buenos días!
Este fin de semana he preparado unas deliciosas cupcakes con Baileys. Debido al licor tanto en el bizcocho como en la crema, este dulce no es para niños, lógicamente. Pronto publicaré unas cupcakes de chocolate para los jovencitos. Mientras tanto, podéis disfrutar de este placer adulto junto con un buen café.
Esta receta da para 9 cupcakes grandes o 12 medianas.
Reúne todos los ingredientes – recuerda que todo debe tener temperatura ambiente, excepto el queso para untar:
Cupcakes:
1 huevo
65 gramos de margarina
125 gramos de azúcar
65 gramos de azúcar moreno
2,5 decilitros de harina de trigo
65 gramos de cacao en polvo, sin azúcar
1 cucharadita de extracto de vainilla
Una pizquita de sal
1 cucharadita de levadura en polvo
150 gramos de queso fresco batido
1 decilitro de Baileys
Topping:
50 gramos de queso para untar, tipo Philadelphia
125 gramos de margarina
450 gramos de azúcar glas
5-6 cucharadas de Baileys
1 cucharada de cacao en polvo, sin azúcar
Pon el horno a 175ºC y prepara los moldes para magdalenas.
En el bol de las varillas eléctricas, pon los dos tipos de azúcar y la margarina.
Bate durante mínimo 5 minutos. Recuerda que no se consigue la misma consistencia con azúcar moreno que solamente con azúcar blanco.
Añade el huevo y sigue batiendo.
No te olvides de bajar la masa que se queda pegada a la pared del bol.
Echa el extracto de vainilla y bate un poco más.
En un bol aparte, mezcla la harina, el cacao, la levadura y la sal.
Tamiza todo pasándolo de un bol a otro algunas veces.
Cada vez se vuelve más ligerito.
Añade el Baileys, el queso fresco y la mezcla seca a intervalos, batiendo a media potencia.
Echa la masa en los moldes preparados. Llénalos hasta ¾ partes.
Hornea a 175ºC durante 20 – 25 minutos.
Antes de sacar tus cupcakes del horno, pínchalas con un palito para ver si están hechas por dentro. Si el palito no sale perfectamente limpio, deja las cupcakes en el horno un par de minutos más y vuelve a pinchar.
Deja reposar dentro de los moldes durante 5 minutos, encima de una rejilla.
Después, saca las cupcakes del molde metálico y déjalas enfriar totalmente.
Mientras esperas a que se enfríen, prepara el topping. Primero, tamiza el azúcar glas para que no te salgan grumos en el topping.
Tiene que quedar como un polvito fino.
Añade la margarina y el queso para untar.
Bate hasta conseguir una crema bastante espesa. ¡Empieza muy despacito, para evitar que se te llene la cocina de polvo de azúcar!
Cuando tengas una crema suave, añade el licor y remueve con una espátula. Ya no batas más para evitar que el topping se vuelva demasiado líquido.
Añade una cucharada de cacao en polvo y remueve sólo un poco; no importa si el color no queda uniforme del todo.
Pon una boquilla en una manga pastelera – yo vuelvo a utilizar mi Wilton 1M – y coloca la manga pastelera dentro de un vaso medidor o similar.
Echa la crema dentro y cierra la bolsa.
Para estar segura de que la crema tenga la firmeza necesaria para adornar mis cupcakes, me gusta colocar la manga pastelera con la crema dentro de la nevera unos minutos.
No caigas en la tentación de echar el topping mientras las cupcakes estén templadas.
Dale al topping la forma que quieras encima de las cupcakes.
Si te apetece, pon bolitas doradas u otro adorno encima del topping.
¡Espera a probar la textura aterciopelada de estas cupcakes!
¡Que aproveche!
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